domingo, 22 de mayo de 2016

Porque delegar es un arte ... el arte de delegar








En estos días estoy trabajando con distintos equipos, intentando poner en marcha oficinas de gestión de proyectos que les ayuden a tener el control real del trabajo que hacen. Curiosamente, en todos ellos me estoy encontrando con la eterna dificultad de "delegar". ¿Por qué se nos hace tan difícil? ¿Quizás se esconde detrás un problema de inseguridad que nos lleva a pensar que nadie lo va a hacer "tan bien" como nosotros? ¿O quizás tememos compartir nuestro conocimiento y perder una posición de "imprescindibilidad"?

Todavía recuerdo cuando no hace demasiados años, uno de los mejores jefes que he tenido me decía la frase ... "delega o muere" ... Obviamente es una comparación muy "bruta", pero no falta de razón. Si no eres capaz de delegar, no serás capaz de crecer ni de hacer crecer a tu equipo ... y morirás ...  mientras buscas ser imprescindible, dejarás de serlo. Porque al final, el más imprescindible de todos los equipos de trabajo, de todas las compañías, es aquel que consigue hacerse prescindible, el que consigue organizar y delegar tareas de tal manera, que sólo hace que el engranaje funcione, pero podría apartarse a un lado y que todo siguiese rodando. ¿Quién no quiere a una persona así en su compañía?

Pero ahí empieza la dura tarea. Preguntaba estos días a las personas con las que estoy colaborando ... ¿qué es para ti delegar? Os sorprenderían la cantidad de respuestas ...

  • Delegar es pasar una tarea a otro
  • Delegar es pasar un "marrón" que no te apetece hacer
  • Delegar es asignar trabajo a tu equipo y comprobar que lo hacen a tiempo
  • y así muchas otras, ninguna completa, y todas con una cierta parte "negativa"
¿No echáis de menos algo? Yo sí ... echo de menos la forma de delegar. Delegar no es lo mismo con un equipo motivado que con un equipo desmotivado, no es lo mismo con un equipo con mucho conocimiento técnico que en uno que no lo tiene. La manera de delegar, desde mi punto de vista, depende más de a quién delegas que de ti mismo, que también has de saber hacerlo. Antes de poder delegar debemos perder nuestros miedos y falsas convicciones: 
  • Nuestra manera de hacer las cosas no es la única ni la mejor
  • No delegar no nos convierte en imprescindibles, sino en un punto de riesgo para nuestra compañía, que además nos impide crecer dentro de ella
  • Delegar no es perder el control, porque si delegamos bien, sólo delegamos la tarea, no la responsabilidad y el control sobre la misma
¿Y qué obtenemos a cambio cuando delegamos?
  • Dispondrás de tiempo para tareas en las que puedes aportar valor con tu conocimiento y experiencia
  • Colaboras en la distribución de carga de trabajo uniforme en todo tu equipo
  • Desarrollas a tu equipo, lo llevas a un nivel superior. Como en una carrera de relevos, pasar el testigo al que viene detrás, es la única manera de terminar la carrera
  • Aumentas el compromiso de tu equipo, que se sentirá parte del proyecto
Ya, pero no se puede delegar así como así en cualquiera ... me decían hace unos días. Es cierto, lo comparto, pero tu equipo no es cualquiera, y si lo conoces lo suficiente, podrás hacerte estas preguntas antes de asignarle tareas:

  • ¿Confío en su capacidad? Y fíjate en el verbo ... eres tú el que ha de confiar. Podrías preguntarte si tiene formación técnica, que le hará falta, pero si no confías en ella, no te servirá para delegar con confianza.
  •  ¿Está motivado? Aquí el verbo es de la persona que has de conocer
Con las respuestas a estas preguntas, que son Sí o No, tomaremos la decisión:

  • Sí confío, Sí está motivado: Delega, dale toda la responsabilidad y autoridad para cumplir la tarea. Felicítalo cuando lo consiga y ayúdalo cuando te pida ayuda, porque lo hará.
  • No confío, Sí está motivado: Desarrolla a la persona, fórmala, trabaja con ella y enséñale con el ejemplo cómo hacer la tarea. La próxima vez se la podrás delegar
  • Sí confío, No está motivado: Delega supervisando. Aclara con la persona las expectativas de plazos y cumplimiento y monitorízalo de cerca. Felicítalo cuando lo consiga y consúltale de vez en cuando si tiene algún problema, porque lo más seguro es que no te pregunte.
  • No confío, No está motivado: Parece claro que esa no es la persona adecuada. Si tienes tiempo fórmala, y si no lo tienes, busca a otro o hazlo tú, porque si no la tarea no se terminará.
Recuerda siempre que si tu objetivo es crecer y convertirte en un mejor líder, cada vez más vas a tener que invertir más tiempo en desarrollar a otros y entregarles mayor responsabilidad. Si de verdad entendemos el poder de delegar, no sólo estaremos ayudando a nuestro equipo a elevarse a un nuevo nivel de desempeño, sino también liberando nuestro tiempo para actividades en las cuales nosotros podemos aportar a la organización un valor mucho mayor.

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