En estos días se ha publicado en LinkedIn, muchos lo habréis visto, esta imagen…
Las respuestas que hubo me hicieron pensar en cómo es /
sería mi jefe ideal, en cómo soy yo para mi equipo… y en cómo quiero ser.
Reflexionando un momento sobre las tres opciones, me di cuenta de que para mí
un jefe ideal debe cumplir un poco de las tres, pero ninguna en exclusiva. Un
buen jefe es el que consigue que dé lo mejor de mí a nivel profesional, que me
ayuda a conseguir los objetivos del proyecto, del equipo y de la compañía, pero
que no se olvide de que detrás del rol que desempeño hay una persona.
¿Eso quiere decir que necesito que se preocupe por mi vida
personal? En realidad no, en realidad para eso no se tiene un jefe, se tiene a
un amigo, a un compañero, a la familia. El jefe sí debe preocuparse de uno como
persona, pero no necesariamente preocuparse por la vida personal. ¿Que hay
jefes que se convierten en amigos, en compañeros, en confidentes? Sí, los hay,
pero eso va más allá del rol de jefe, y es la persona que está detrás del rol.
Yo cambiaría la frase por: Se preocupa por las personas que trabajan con él.
Respeta los horarios. ¿Eso no es un tópico? ¿No es un poco
culpa “mía”? En casi todas las organizaciones en las que he trabajado hay
comentarios del tipo… “es que el jefe siempre me está marcando reuniones fuera
de hora”, “es que si te vas a tu hora te miran mal”, es que, es que, es que…
Hay una fórmula “mágica” para esas situaciones. Se llama “marcar límites y
decir NO”, si realmente no queremos hacerlo. ¿Pero no será que no queremos
diferenciarnos? ¿No será que es mejor quejarse que resolver una situación
incómoda? Yo no creo que todos los días haya que quedarse porque sí, por
imagen, por calentar la silla. Eso ni sirve para nada ni le sirve a nadie y
además, si el jefe que tenemos sólo quiere vernos en nuestro sitio… ese no es
un buen lugar para trabajar ni para desarrollarse ni profesional ni
personalmente.
¿Puede haber situaciones en las que es necesario arrimar el
hombro y “echar horas” para sacar algo adelante? ¡Claro! Es lo que tienen los
proyectos, los imprevistos y los cambios. Pero eso no puede ser la rutina y, si
lo es, es que algo está mal planificado, mal dimensionado, y es hora de hacerlo
saber. Y estoy diciendo esto y al mismo tiempo he hecho jornadas maratonianas
más de una vez, pero nunca “por deporte” ni porque un jefe marque empezar una
reunión después de la jornada laboral, ni porque aparezca cuando “tiene a bien”
y pretenda que su equipo se quede más rato porque él tiene un horario
diferente.
Y la tercera opción, personalidad amigable. Está claro que
todos queremos relacionarnos con personas “amigables”, comprensivas,
acogedoras. ¿Pero esto es suficiente para un jefe? Para mí no lo es, y si tengo
que elegir, prefiero menos amigable, pero que se gane el respeto profesional de
su equipo. Para mí un jefe ha de ser una persona referente laboralmente, de
quien aprender cada día a gestionar, a planificar, a comunicar, a dirigir … a
trabajar. Una persona que me ayude en mi desarrollo profesional mientras yo le
ayudo al suyo, haciendo su trabajo más cómodo.
¿Existen de estos jefes? Por suerte, sí.
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